Durante este fin de semana ocurrió en Bogotá algo completamente insólito e inexplicable: un jóven de apenas 21 años, empleado de Transmilenio, reclama a un individuo que trata de ingresar "colado" al sistema de transporte, y éste le propina una puñalada mortal. Sacrificado por cumplir con su deber, en un sistema que a diario se ve afectado por la tendencia de muchos a usar los vehículos de Transmilenio sin pagar, por procedimientos que la administración no ha podido controlar con efectividad.

 

El sujeto del que se trata estuvo preso hasta hace cinco días, y  al parecer se encontraba cobijado por libertad condicional. El asesino, según la información disponible, presentaba antecedentes penales por los delitos de porte ilegal de armas, hurto calificado y agravado y tentativa de homicidio. 

 

Es decir, nos encontramos ante un individuo peligroso, que se constituía en una verdadera amenaza para la sociedad. Y ante un sistema de aplicación de penas que debe ser revisado. Como en general la política criminal del Estado.

 

El tema de los beneficios y rebajas de pena merece reflexión y análisis, no solamente por parte del legislador sino de los jueces, que no pueden estar permitiendo a cada paso, sin mayor verificación, que personas claramente peligrosas, según sus antecedentes, salgan a la calle a seguir delinquiendo.

 

En nuestras cárceles -que además, como lo hemos dicho varias veces, son centros congestionados de formación de delincuentes-  hay muchos que no deberían estar, y de ellas están saliendo muchos que no deberían salir. Y la administración de justicia debe hacer un balance acerca de la aplicación de las normas penales; sobre cuándo en verdad debe caber la medida de aseguramiento, y cuándo no. Y sobre las rebajas de pena y subrogados penales se necesita un estudio muy serio, porque el sistema se está prestando a la impunidad y a la inseguridad.

 

Este no es el primer caso, ni será el último en que un hombre con antecedentes muy graves, entre ellos, tentativa de homicidio, queda libre, con brazalete o sin él, para seguir amenazando a la ciudadanía y quitando la vida a personas inocentes.