PERSONAJES: John Locke Destacado

03 Jul 2015
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El filósofo político John Locke nació en 1632 en Wrington, en las cercanías de Bristol, Inglaterra, y estudió en Christ College, en Oxford, donde fue nombrado lector de griego y retórica. Murió en 1704. Más interesado en la filosofía moderna y en las ciencias, sobre todo en Medicina, Química y Física, leyó los escritos de Descartes y Robert Boyles y estudió medicina, obteniendo su licencia de médico en 1674. En 1665 ingresó en el servicio diplomático, y en 1667 pasó al servicio de Lord Ashley, Conde de Shaftesbury como consejero suyo y preceptor de su hijo. De 1668 a 1670 residió en Francia, donde entró en contacto con cartesianos y gassendistas. De nuevo en Inglaterra, en 1670, al servicio otra vez del Conde de Shaftesbury, huyó a Holanda en 1683 para evitar posibles represalias políticas como consecuencia de las intrigas del Conde de Shaftesbury contra Jaime II. Después de la revolución de 1688 Locke regresó a Inglaterra, ocupando varios puestos administrativos. Locke se ocupó intensamente de problemas políticos, sociales, educativos, religiosos y económicos.
 
Su filosofía política especialmente, tal como fue expuesta en el Segundo Tratado sobre el Gobierno, el llamado ensayo sobre el gobierno civil, influyó grandemente en la formación de la ideología liberal moderna. Desde el punto de vista filosófico, es importante sobre todo la elaboración por Locke, de la corriente empirista inglesa. Locke es considerado como uno de los más distinguidos e influyentes representantes de dicha corriente, aunque debe tenerse en cuenta, que el empirismo de Locke se haya entrelazado con no pocos motivos y supuestos de índole racionalista.
 
La obra filosófica capital de Locke, el ensayo, es un  detallado estudio de la naturaleza, alcance y límites del entendimiento. El propósito de Locke es investigar el origen, certidumbre y alcance del conocimiento humano, juntamente con las razones y los grados de creencia, opinión y asentimiento. No se trata de un examen físico, ni de un estudio metafísico de la esencia del entendimiento. Se trata simplemente de una descripción de los modos como se adquiere el conocimiento y como se formulan los juicios. 
 
Locke comienza con una crítica de los principios innatos o de las nociones comunes, es decir, con un ataque contra el innatismo. Ninguno de los argumentos aducidos para probar que hay principios innatos, sean especulativos, sean prácticos, es, según Locke, satisfactorio.
 
Ni el consentimiento universal, ni los hechos, prueban que el entendimiento posea semejantes principios. El entendimiento es como un gabinete vacío que va siendo amoblado, es como una tabla rasa en la cual la experiencia va escribiendo. Gradualmente, el entendimiento va adquiriendo familiaridad con las ideas particulares, algunas de estas se alojan en la memoria y se les da nombres. De ese modo, el entendimiento va siendo amoblado con ideas y con el lenguaje, que son los materiales acerca de los cuales, el hombre ejercita su facultad discursiva.
 
Algunos innatistas han indicado que si no hay principios innatos de hecho, los hay, por así decirlo, en principio, por cuanto el entendimiento es capaz de dar su asentimiento a ciertos principios. Pero Locke estima que tal asentimiento no constituye tampoco prueba de que hay principios innatos. Lo que sucede con los principios especulativos ocurre también –indica Locke- con los llamados principios innatos prácticos. Ni la fe, ni la justicia, ni ninguno de tales principios son innatos, son simplemente adquiridos. Tampoco la idea de Dios es una idea innata, aunque si hay alguna idea innata la de Dios debe serlo con preferencia a cualesquiera otras. Si Dios hubiese impreso una idea innata, en el entendimiento de los hombres, sería sin duda la de Dios.
 
Locke admite que tan cierto es que hay Dios, como que los ángulos opuestos engendrados por dos líneas que intersectan, son iguales. Pero ello, no quiere decir todavía, que el entendimiento esté amoblado con la idea de Dios. Si los principios no son innatos hay que ver como se originan las ideas en el entendimiento.
 
La filosofía de Locke no consiste solo en una teoría del conocimiento, aún en el caso de que dentro de esta alojemos su metafísica y su ontología, o teoría de los objetos. Es así mismo fundamental en Locke, su doctrina ética y su doctrina política. El hecho de que sus tratados sobre el gobierno y su carta sobre la tolerancia aparecieran anónimamente no quiere decir que Locke prestara escasa atención a la doctrina moral y política, pues dedicó mucho tiempo a la composición de dichas obras.
 
Se ha planteado a veces la cuestión de la relación que hay entre la teoría del conocimiento y metafísica de Locke y sus teorías éticas y políticas. Unos han sostenido que estas últimas son una consecuencia de las primeras. Otros que son muy distintas, ya que mientras en la teoría del conocimiento Locke insiste, a pesar de todo, en la necesidad de obtener un saber seguro y cierto, en Ética y política, se contenta con un conocimiento meramente probable o mejor dicho, con un mero tanteo.
 
Las dos opiniones pueden justificarse en los textos de Locke y es difícil llegar al respecto a  ninguna conclusión definitiva. 
 
La ética de Locke es de carácter hedonista por cuanto da considerable importancia a las causas de placer y dolor como bienes y males respectivamente. Sin embargo, no hay que entender tales –placer y dolor- o sus causas, únicamente en sentido físico o solo en sentido subjetivo. Según Locke hay leyes morales cuya obediencia produce el bien y cuya desobediencia produce el mal. Estas leyes, aunque no proceden de Dios, son racionales y coinciden con las leyes naturales.
 
Más importante e influyente que la ética de Locke, ha sido su teoría política. Esta es, por un lado, una racionalización  de ciertas tendencias representadas por el partido ‘whig’ y los que llevaron al trono a Guillermo de Orange. Pero por otro lado, es una fundamentación  del llamado liberalismo. Locke se opuso a El patriarca, de sir Robert Filmer, escrito en 1680 y también se opuso a su Teoría del derecho divino de los reyes. 
 
Según Locke, los hombres son iguales y libres en su estado de naturaleza, por consentimiento común, llegan a formar una sociedad, la cual, no es, resultado un deseo de evitar la guerra de todos contra todos, de que había hablado Hobbes, a cuya doctrina totalitaria se opuso Locke firmemente. La sociedad está fundada en un consentimiento libre pero también en derechos naturales tales como el derecho de existencia, o subsistencia y el de propiedad, el cual permite al hombre disponer de los bienes necesarios para su existencia y subsistencia. Este derecho de propiedad no es absoluto, tiene sus limitaciones. Por un lado, la propiedad tiene su fuente en el trabajo y también en la herencia, en la cual se expresaron los frutos de un trabajo. Por otro lado, tiene sus limitaciones en los demás miembros de la sociedad, a ninguno puede perjudicar la propiedad detentada por otros.
 
Fundamental en la doctrina política de Locke, es su teoría del gobierno, como gobierno representativo. Los miembros del gobierno, son aquellos a quienes los que componen la sociedad han confiado el poder y el derecho de dirigir a los gobernados para el bien de la comunidad y de cada uno de sus miembros. 
 
Como la sociedad, el gobierno es, debe ser, resultado del consentimiento libre de los individuos que forman la sociedad y no debe nunca obviar los derechos fundamentales de estos individuos, sino más bien protegerlos. Locke divide el poder del gobierno en tres poderes, cada uno de los cuales da lugar a una rama del gobierno. El poder legislativo que es el fundamental, el ejecutivo, en el cual incluye el judicial y el federativo que es el poder de declarar la guerra, concertar la paz, y establecer alianzas con otras comunidades. Mientras el gobierno siga siendo expresión de la voluntad libre de los miembros de la sociedad, la rebelión no es permitida. Es injusta la rebelión contra un gobierno legal. Pero la rebelión es aceptada por Locke en caso de disolución de la sociedad y cuando el gobierno deja de cumplir su función y se convierte en una tiranía. 
 
Tanto la teoría y la filosofía general de Locke como su ética y su doctrina política, ejercieron enorme influencia, especialmente durante el siglo XVIII, se ha podido hablar de la edad de Locke, como se ha hablado de la edad de Newton, y aun de las dos a un tiempo: la edad de Locke y Newton, los principales enciclopedistas franceses (D'Alembert, Voltaire, por ejemplo), saludaron la filosofía de Locke como la que corresponde a la física de Newton, y ambas como la expresión de la "razón humana". Locke ejerció gran influencia sobre los filósofos y economistas de tendencia "liberal" y sobre gran parte de la evolución de las ideas y costumbres políticas en muchos países, especialmente los de habla inglesa. No obstante las críticas a Locke de Berkeley y Hume, estos dos pensadores no son concebido sin Locke, que ha sido considerado como su inmediato precursor en la corriente del "empirismo inglés moderno". 
 
También ejerció Locke gran influencia sobre el desenvolvimiento de las teorías asociacionistas y sensacionistas (o sensualistas) en Inglaterra, en Francia y en otros países. Se opusieron a Locke los "malebranchistas"  y los "racionalistas": importante en este último respecto fue la polémica de Leibniz contra Locke. 
 
Los Nuevos Ensayos del primero trataron de refutar punto por punto el Ensayo de Locke. Sin embargo, algunos autores considerados "racionalistas" hicieron abundante uso de la doctrina de las "ideas" lockiana; tal es el caso, por ejemplo, de G. F. Meier. Curioso es el caso de la hija de Ralph Cudworth, Damaris Cudworth, gran amiga de Locke, que defendió a Locke contra John Norris e intentó unir las doctrinas de Locke con tendencias neoplatonizantes.
 
John Locke escribió en latín entre 1660 y 1664, ocho ensayos sobre la ley de la naturaleza. Gran autor y el influjo más importante en el pensamiento liberal de occidente.
 
Modificado por última vez en Viernes, 03 Julio 2015 06:45
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