Opinión: SE VAN LOS GRANDES DEL DERECHO Y NOS QUEDAN LOS PRETELT. MUERE EL EXMAGISTRADO DE LA PRIMERA Y MÁS RESPETADA CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA, EL DOCTOR CARLOS GAVIRIA. Clara Patricia Montoya Parra

En medio del más desagradable, desconcertante y oscuro episodio vivido por la respetada  -en el pasado-  Corte Constitucional, se va para siempre, uno de sus grandes; tal vez, para obligarnos a recordar con nostalgia y profunda añoranza,  lo que fue esa primera corte de justicia en Colombia, exenta de escándalos, suspicacias y acusaciones mutuas en las que nos han mantenido –por el contrario- durante el último mes y sin tregua, los actuales magistrados y uno que otro exmagistrado de las cortes recientes.

 

En entrevista reciente concedida al diario El Espectador sin presentir su partida, cuando se le preguntó sobre la Corte Constitucional de la cual hizo parte con el doctor José Gregorio Hernández Galindo, director de este medio de comunicación al cual le escribo, afirmó que en ejercicio de su magistratura “pude verificar la gran legitimidad nacional de la corporación y su inmenso prestigio internacional como creadora de líneas doctrinarias para consolidar un Estado Social y Constitucional de Derecho. La corte también gozó de fama de pionera en muchos asuntos relacionados con las libertades individuales, los derechos sociales, la diversidad cultural y de género”.
 
Asimismo, afirmó que ante las graves acusaciones que pesan sobre el Magistrado Jorge Pretel, el en su caso, que dejaba claro, era una hipótesis completamente improbable que ocurriera [en referencia a las acusaciones de pedir dinero para acomodar los fallos] hubiera renunciado “de inmediato, al menos temporalmente, del ejercicio de la magistratura para atender, con todas mis energías, el rescate de mi buen nombre”.
 
Pero en el actual estado de cosas y con fundamento en el principio pregonado por el abogado del Dr.Pretel,  Abelardo De La Espriella, según el cual “la ética nada tiene que ver con el derecho”, nadie renuncia, nadie se va, todos se quedan y nos exigen mediante el ataque y la defensa mutua a resistir  la permanencia de magistrados que los colombianos no queremos sentados en las sillas de la administración de justicia y nos obligan a evocar, como no han parado de recordar los medios de comunicación y los colombianos con profunda nostalgia, las calidades de las personas que conformaron la primera corte y las sentencias proferidas por  ellos, en su calidad de magistrados.
 
Claramente en esa corte del pasado, se sentaron en las salas plenas de la notable corporación, personas que defendían posiciones contrarias desde el punto de vista jurídico y el ataque y la defensa se presentaba en las ideas, en los argumentos, en el conocimiento del derecho, en la defensa de las posiciones y las ideologías y no como ahora -que no vale la pena profundizar porque hace daño hasta pensarlo-  que la defensa y el ataque se presenta en tratar de aclarar, cuánto recibió uno o el otro por arreglar uno u otro fallo. 
 
Sí, el doctor Carlos Gaviria no se equivocó cuando dijo en esa entrevista que  “estoy convencido de que recuperar la confianza pérdida no va a ser nada fácil para la corte”. Que dolor verlo partir sintiendo que la Corte en la que defendió derechos fundamentales de los colombianos como el de morir dignamente, se hubiera convertido en un negocio y que algunos magistrados y recientes exmagistrados la hayan transformado en el camino idóneo para ser millonarios.
 
Por otro lado, que desafío tan desalentador para los colombianos en materia de justicia y protección de los derechos fundamentales aceptar que se van los Gaviria que basaban su actuar personal en la ética y nos quedan los Pretel que defienden públicamente y por el contrario, la antiética. 
Modificado por última vez en Miércoles, 11 Mayo 2022 15:03
Clara Patricia Montoya Parra

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